Se cuenta
que después de que Pitágoras se hubiese iniciado en los
Misterios Egipcios, le preguntaron qué había visto en el Templo, y
respondió: nada. Suele pasar con los iniciados; Aún no saben leer
entre líneas. La relación de Pitágoras con la masonería es evidente,
tanto por el parecido en la organización por grados de su escuela
Esotérica, como en los temas tratados. Los propios masones reconocen
a Pitágoras como uno de sus primeros maestros. Existe un curioso
escrito llamado “Ciertas preguntas con respuestas a las mismas,
concernientes al misterio de la Masonería, escritas por la mano
del Rey Henry, el sexto de su nombre, y fielmente copiado por mí
Johan Leylande, anticuario, por orden de su alteza”, reproducido en
el libro “Ilustraciones de la Masonería” por William Preston en 1829,
aunque supuestamente encontrado por John Locke en 1696.
Este
manuscrito define la masonería como “el conocimiento de la naturaleza
y la compresión de las fuerzas que hay en ella”, y anuncia explícitamente
el vínculo entre la masonería y Pitágoras. En él se cuenta la
historia de un tal Peter Gower (claro acróstico de Pitágoras), un
griego que viajó por Egipto, Babilonia y Persia y a todos los países
donde los “venecianos” (fenicios en realidad) habían introducido
la masonería. En todas aquellas primitivas logias fue admitido el tal
Gower, que a su regreso, fundó una logia en Crotona, donde “hizo
muchos masones”, muchos de los cuales llevaron el arte de la
masonería a Francia e Inglaterra. La autenticidad de este documento
no está del todo clara, pero no deja de ser interesante. (Más info
aquí:
http://loscanterosdelgremio.blogspot.com/2010/02/ la-escuela-de-pitagoras-recopilacion_5709.html
)
Pero el caso
es que en otras obras masónicas antiguas aparece, destacando especialmente
“Las constituciones de Anderson”. Se trataba del reglamento interno
de la Gran Logia de Londres y fue aprobada el 17 de enero de 1723.
Anderson redactó una historia del arte de la construcción que empieza
con la identificación de Adán como el primer Masón que existió, sigue
con Caín, y continúa su genealogía, pasando por Noé y Abraham,
Asiria, los israelitas invadiendo Canaán, las Pirámides de Egipto, Moisés,
Salomón, su Templo, Hiram, Grecia, Pitágoras, los romanos, los bárbaros
y por último su natal Britania. En el Manuscrito
Cooke (aproximadamente de 1.400) se dice
lo siguiente: "Y por ello idearon escribir todas
las ciencias que habían encontrado en estas dos piedras, de manera
que si Dios se vengaba con el fuego el mármol no fuera quemado, y si
Dios se vengaba con el agua la otra piedra no se hundiera. Y por ello
rogaron al hermano mayor de Jabal que construyera dos columnas con
estas dos piedras, esto es, mármol y laterus, y que esculpiera en los
dos pilares todas las Ciencias y las Artes que habían hallado. Y así
se hizo (...) Y muchos años después del Diluvio, como narra la
Crónica, estas dos columnas fueron halladas y, como dice el
Polycronicón, un gran doctor llamado Pitágoras encontró una,
y Hermes, el filósofo, encontró la otra, y enseñaron las ciencias que
en ellas hallaron escritas."
En la
escuela Pitagórica convergieron muchas tradiciones y se fundieron
en una enseñanza comprensiva acerca del lado oculto de la vida, la
metafísica Pitagórica reposa sobre un panteísmo extraño, sobre la
idea de que Dios es todo y todo es Dios y sobre la especulación
filosófica y científica resultante de la Teoría del Número. El
proceso de iniciación y perfeccionamiento masónico, basado en un sistema
de grados, desde el más bajo, el aprendiz, al más alto, el maestro,
tiene un claro paralelismo en la organización de la
Escuela Pitagórica: los alumnos estaban divididos en tres grados: Los
Akoustikoi u oyentes, de tres a cinco años donde no tomaban parte en
las discusiones y recibían enseñanzas de un maestro. El segundo
grado, los Matematikoi quienes coordinaban el estudio de
la Matemáticas, la Geometría y la Música y las correspondencias entre
ellas. El tercer grado Los Phisikoi dedicados a estudiar la vida
interna. No es de extrañar que los antiguos masones tomasen como
modelo esta escala gradual. El pensamiento de la Escuela
Pitagórica fue recogido por sus discípulos y difundido por todo el
Mediterráneo y el cercano oriente, influenciando en la Alejandría
hermética y gnóstica de los primeros siglos después de Cristo, en los
primeros padres de la Iglesia, en el esoterismo judío (la cábala) e
islámico (el sufismo), llegando en el renacimiento (quizá antes en
Al-Ándalus) a los antiguos arquitectos y constructores medievales
y renacentistas, en cuyos tratados Pitágoras suele aparecer asociado
a Hermes.
SIMBOLISMO
MASÓNICO
Ciertamente
el Pitagorismo ha dado numerosos símbolos a la Masonería, o en
cualquier caso muestran una identidad palpable con algunos de
los símbolos más importantes de su escuela: por ejemplo el
Delta Luminoso, símbolo en la Masonería del Gran Arquitecto del
Universo, y que se corresponde perfectamente con la Tetraktys
anteriormente nombrada. O el Pentagrama, de suma importancia en la
simbólica del grado de compañero (donde recibe el nombre de “estrella
flamígera”), y que los pitagóricos consideraban como su signo de
reconocimiento y un emblema del hombre plenamente regenerado. Entre
los arquitectos medioevales el pentagrama fue uno de los módulos
principales en el diseño de los planos de las catedrales y
otros edificios de carácter civil, pues según ellos en esa figura
geométrica, presente en la estructura de muchos seres vivos, se
revela la Inteligencia constructora del Gran Arquitecto.
Asimismo, el
triángulo rectángulo de lados 3-4-5 (el triangulo sagrado egipcio),
con el que demostraron el famoso teorema, es otro de los símbolos que
confirman la vinculación entre el Pitagorismo y la Masonería; por no
hablar de la Plancha de Trazar, basada en la “tabla de Pitágoras”,
y estrechamente ligada al simbolismo de los nueve primeros números y
al grado de Maestro.
Por tanto,
la principal herencia que deja Pitágoras a los masones es
la geometría y la aritmética. Sin Pitágoras no podrían haber
levantado catedrales. Su escuela sirvió de modelo para la iniciación
masónica y sus símbolos numéricos y geométricos enormemente
apreciados por la logia.
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